Tuvimos que
volver de Buenos Aires a Caracas, pero muchas fueron las experiencias vividas y
las gratas conversaciones con Don Rigo, las cuales no obstante compartiéramos o
no en el fondo, siempre resultaron aleccionadoras, conversaciones sobre la
familia, la amistad, la vida y la muerte, nuestros países, de políticas, las
acertadas y las que no, en fin, de amores y desamores, de los guayabos, de cómo
siempre hemos de ser caballeros y amar, a la gente, a la patria, a la libertad,
de patriotismo versus patrioterismo, muchas, muchísimas experiencias que nos
relatamos en esos especiales días que compartimos, acordamos que nos veríamos
en Venezuela pronto, nos comentó que estaba muy triste por lo que estaba
pasando el país y especialmente su ciudad, de la cual jamás dejo de referirse como la mejor ciudad del mundo y que lamenta que se encuentre secuestrada,
que desea su próxima liberación. Nos comentó cuando nos despedimos en esa
terraza en plena avenida 9 de julio, luego de cenar en El Imparcial, (fundado en
1860), que pasaría unos días viajando y reflexionado, primero por Chile, en
Santiago y Valparaíso, nos dijo que tenía ganas de pasar a España,
entre Madrid, A Coruña y Santiago de Compostela, pero nos prometió que
volveríamos a vernos y retomar los importantes temas.
Hasta la próxima Don
Rigo, siga filosofando y lo esperamos para seguir disertando, mientras recopilaremos
nuestras gratas conversaciones y las compartiremos con nuestros allegados.
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