jueves, 26 de febrero de 2015

Vuelta a Caracas, hasta luego Don Rigo.


Tuvimos que volver de Buenos Aires a Caracas, pero muchas fueron las experiencias vividas y las gratas conversaciones con Don Rigo, las cuales no obstante compartiéramos o no en el fondo, siempre resultaron aleccionadoras, conversaciones sobre la familia, la amistad, la vida y la muerte, nuestros países, de políticas, las acertadas y las que no, en fin, de amores y desamores, de los guayabos, de cómo siempre hemos de ser caballeros y amar, a la gente, a la patria, a la libertad, de patriotismo versus patrioterismo, muchas, muchísimas experiencias que nos relatamos en esos especiales días que compartimos, acordamos que nos veríamos en Venezuela pronto, nos comentó que estaba muy triste por lo que estaba pasando el país y especialmente su ciudad, de la cual jamás dejo de referirse como la mejor ciudad del mundo y que lamenta que se encuentre secuestrada, que desea su próxima liberación. Nos comentó cuando nos despedimos en esa terraza en plena avenida 9 de julio, luego de cenar en El Imparcial, (fundado en 1860), que pasaría unos días viajando y reflexionado, primero por Chile, en Santiago y Valparaíso, nos dijo que tenía ganas de pasar a España, entre Madrid, A Coruña y Santiago de Compostela, pero nos prometió que volveríamos a vernos y retomar los importantes temas.


Hasta la próxima Don Rigo, siga filosofando y lo esperamos para seguir disertando, mientras recopilaremos nuestras gratas conversaciones y las compartiremos con nuestros allegados.




martes, 10 de febrero de 2015

Poliamoroso o multimentiroso?

Rigoberto se esmeraba en contar sin contar. No daba detalles, no de manera coherente, sus relatos eran un viaje transdimencional donde la noche transcurría en algo que sonaba Monmartre y la mañana siguiente discurría en el "Mosquero" (el viejo mercado de pescadores en la Guaira). Era como hacer pasar las ojos por un atlas mundial a toda velocidad, y ver pasar relampagueantes las imágenes de lugares que crees reconocer sin detalle. Rigoberto se esmeraba y yo le escuchaba, seguro de que, a cambio de una cerveza, teníamos nuestra propia versión de una radionovela como las que oían mis abuelas. Seguro de que no era mas que eso, una mezcla entretenida de guión e improvisación. Como los cuentos de mi querida madre antes de ir a dormir, pero con una picaresca que ya mi vieja linda habría censurado diciendo "la cosa esta pasadita de color". 

Pero lo que me resultaba mas divertido no era ese viaje apurado, sino el muy serio interrogatorio al que lo sometía el Chino. Parecía seguro de que de aquel Munchahausen tropical escondía una sabiduría trascendental que debíamos desentrañar. Aun cuando en otros tiempos aquello me habría enojado, ahora se me antojaba divertido. Tal vez eran las cervezas que ellos tomaban o el vino que tomaba yo. Tal vez estaba muy cansado de ser yo, tan estructurado, tan esmerado, que por un rato me dedicaba a oír un cuento de nada que narraba don nadie, no lo se. Tal vez era simplemente divertido.

En uno de esos interrogatorios, Roberto bautizo las máximas que, sobre el amor, la pareja, la sociedad, las mujeres y las relaciones personales, había referido el viejo charlatán durante las últimas cinco cervezas, EL POLIAMOR. Luego de aquella ocurrencia, que para los conversantes parecía una proeza equivalente a haber descubierto la penicilina, continuaron afinando premisas sobre el amor prodigado generosamente, sin límites de numero o espacio. 

Yo los escuchaba, como quien ojea una revista en la sala de espera del dentista. 

Al fin salte, tal vez porque se me dormían las piernas, o porque algo me había picado, literal o metafóricamente. Aclare la garganta y comencé diciéndoles "bueno, bueno, vamos a ponernos serios, esta bien, es cierto, las personas tienen, si se lo permiten, una capacidad infinita de amar, pero la consideración y la vida en sociedad nos obligan a disciplinar ese amor, a limitarlo, y a veces incluso a olvidarlo. Esa historia de amar a muchas y de la belleza y las delicias del multiamor o Poliamor es mentira, polimentira para usar los términos "científicos" que han venido afinando esta noche, pues amar a dos es romperle el corazón a tres. Que esas historias no tienen final feliz posible. Y que si la sociedad las reprocha es justamente porque no hacen más que acarrear problemas, tristeza y dolor, culpa y arrepentimiento. Que solo los simples o los malvados pueden justificar tal proceder".

Rigoberto me miro con sorpresa, y miro a Roberto, quien exclamo "Si, de vez en cuando habla". Luego el viejo charlatán se volteó de nuevo hacia mi y me dijo: "Lo siento mucho, siento mucho que te sientas ofendido o atemorizado por mi estilo de vida. Esta bien. Yo no te quiero convencer de que ames a muchas al mismo tiempo, cada quien como es. Pero si te digo algo: con una, con dos o con diez, la regla para ser feliz es amar, permitirse amar, y para amar, cada vez, el truco es arriesgar, entregarse por completo y no temer. Así que ama, a quien quieras amar, por encima del recato, por encima del miedo, allí se encuentra la felicidad, aun cunando sea solo de a momentos. Esta vida es un ratito, y sin alguien a quien amar y sin ser amado, no vale la pena. Asi, permitete amar pero a gritos y con fuerza, y no con moderación o discreción"

Hasta allí le escuche, cansado, un poco mareado, y con algo de sueño lo mire y estuve a punto de decirle que estaba loco, que de donde sacaba que yo tenía miedo, o recato, o moderación? Pensé en explicarle que no hacia falta experiencia sino solo sentido común para decirle lo que le había dicho. Pero al final no le dije nada, no tenía objeto discutir con una edición radiada de "El Derecho de Nacer" o con una página de horóscopo del diario. Me di cuenta entonces de lo que había sucedido. Era todo parte de una técnica de debate: es más fácil hablarle a quien te objeta de sus propios defectos (reales o ficticios) que discutir sus objeciones, pues así aquel se defiende a si y olvida su objeción. Me sorprendio entonces la maestría del charlatán y simplemente me pare, y les dije, "señores hasta aquí les acompaño, gracias por la conversa, pero este Tigre se va a dormir", y sin demora emprendí el regreso al hostal en Mitre, mientras aquellos dos - luego de insistir para que me quedara con ellos un poco mas - permanecieron sentados charlando sobre filosofía "de real y medio" el resto de la noche. Hacia mucho calor, el verano estaba en su apogeo, y tomar vino tinto solo servia, a esa hora y con ese clima, para hacerme sentir triste.

lunes, 9 de febrero de 2015

Don Rigo y su asunto de los amores múltiples

Caminábamos  y no dejaba Don Rigo  de mencionar sus amores pasados, lo que hizo necesario preguntarle. Rigo. ¿se puede amar a más  de una persona a la vez?.

Respondió  con firmeza,  si, mucho, y con amor verdadero.

Como pareja,.. se le replicó. .....

RIGO: a ver como les explico, no puede una madre amar a varios hijos?, sea uno, tres o cinco? , no puede un hermano amar a varios hermanos?  Sea uno o cuarto? , no puede un amigo amar a sus amigos?  A varios.. sean cuatro, diez o veinte? , siempre amando verdaderamente?. No puede entonces por amar un hombre a varias mujeres y claro está,  una mujer a varios hombres? Por qué.

Ahhhh. El cuento de que son amores diferentes. .. creo que basta con ese cuento. El amor es uno, y  clasificarlo y peor aún,  limitarlo , como se pretende al de "pareja", pareciera restarle importancia  a lo que en realidad es.

Uno viene  a esta vida a amar y a ser amado, seas hombre o mujer, sin dañar  a nadie y ayudar a todos, el límite  es tu propio corazón y el de los otros,  y asi como ocurre  con los hijos, los hermanos  y los amigos, a todos se les ama pero a cada como resulete afín  y recíproco,  sin necesidad  de limitar el amor a un hijo para dale a otro, o restarle a un hermano  para darle a otro, igual dejar de darle a un amor para que ames al otro.

El problema  tiene su origen  es en otro  aspecto,  en ser demasiado egocéntricos,  en creer que todo gira en torno a nosotros y olvidamos que hay mas, en confundir la exclusividad  con la fidelidad, y son dos cosas muy distintas, se puede  ser fiel sin necesidad  de ser exclusivo, lo que no se puede  es ser falso, un caballero le debe lealtad  a la dama y tratarla siempre como una princesa pero eso no significa  que esté implicito ser exclusivo,  y ojo, tampoco  ella respecto  a el, y aun así tener entre si el mas grande amor.

Muchachos, como ven no es tema fácil  éste  que acaban de abrir, espero   nos alcance el vino y el tiempo  para tratarlos,  siempre que asi lo quieran. ........

Roberto: Don Rigo, eres un poliamoroso,  eso es el poliamor. . Jaja.

RIGO: poliamor?  Jamás  lo había escuchado, pero si dices que es así,  bueee será.  Algo como lo de Sartre  y la de Beauvoir, que por cierto a algunas fiestas fui con ellos.

Roberto : exactamente. ...

RIGO : pues tenemos conversa pa rato porque el tema da para mucho y se ve que tienen que aprender.

Rigoberto, un viejo loco, un recogelatas letrado...

Cuando lo tropezamos, en nuestra primera caminata en el pegajoso verano de Buenos Aires, se me antojo la viva estampa del Barón Munchausen. Francamente le habría evitado. No estaba sucio. No olía mal. Tampoco parecía demasiado loco. El Chino, que se entretiene saludando y hablando con cuanto cristiano se le atraviesa, enseguida le respondió el saludo, cuando nos abordo presentándose "Don Rigoberto H. Cardoso, explorador, viajero, enamorado y amante, tutor de buenas causas, Parrandero insigne y fiel amigo, caraqueño de nacimiento y ciudadano del viento...a sus ordenes colegas compatriotas". Ahora si es verdad que se completó la cosa, pensé, con este calor y además se nos pega este loco. Pero en un instante de reflexión pensé, tal vez no es un mendigo, tal vez si era un compatriota, tal vez necesitaba ayuda. Mientras luchaba con mi propia naturaleza esquiva y tímida, y me exigía algo de caridad cristiana, de esa que se debe aún cuando uno ha perdido la fe, ya Roberto había hecho migas con el individuo, y se disponía a sentarse al resguardo de una sombrilla en una pequeña mesa del café que queda en el segundo piso de la casa Ezeiza. Hola joven! Me dijo con voz altiva y una media sonrisa, regreso usted de donde se se fue. De inmediato desperté del transe en el que me había sumido mi propia dialéctica. El condenado viejo me había leído la mente. Hacia demasiado calor y demasiado sol, la verdad no importaba si era brujo, loco o recogelatas, farsante o embaucador, necesitaba algo de sombra y un buen vaso de agua. Me senté con ellos. Allí comenzó una serie de relatos a los que asistí, sin darles mucho crédito, pero entretenido con ellos. Rigoberto, o "Don Rigo" como le decía el Chino, nos acompaño por días, a cambio de café y unas galletas o una botella de vino y empanadas y nos relato las más extravagantes teorías y las mas inverosímiles aventuras. Se dijo ligado sentimentalmente a damas del mundo entero, de todas las edades, de todos los tamaños y colores, vivas y ahora fallecidas. Harían falta no dos sino cuatro vidas para atender media hora a cada una de las damas de aquella larga lista que, según sus relatos, habían compartido no su lecho, sino su corazón. Había conocido a políticos, revolucionarios, próceres, príncipes y militares de la mas variada realea. Había hecho amistad y parrandeado con algunos y peleado con otros. Supongo que de ser ciertos sus relatos, Rigoberto era en realidad un vampiro inmortal. Me parecía un charlatán. Pero confieso que en su perorata era extraordinariamente coherente, casi filosófico. Y sinceramente al final termine encariñándome con el viejo. En todo caso, por un par de semanas asistimos a clases durante el día, y por la tarde caminábamos como unos desesperados con el viejo por toda esa hermosa ciudad, que parece un París agigantado, escuchando las tesis trasnochadas de Rigoberto y destornillados de la risa por sus ocurrencias. 

domingo, 8 de febrero de 2015

El famoso Don Rigo.

Hace pocos días, exactamente el pasado domingo 1 de febrero de 2015, tuve la muy grata experiencia de encontrarme con un particular personaje, Don Rigo, personajes de éstos que muchos de nosotros conocemos, que ustedes conocen o por lo menos alguien como él, el llega a ser incluso algo de nosotros mismos,  siendo siempre útil compartir y extraer de sus experiencias , anécdotas y reflexiones, las cuales se irán poco a poco juntando y que cada uno de nosotros aporte para la inmortalidad de tan particular ser y sus moralejas, pero para ello de alguna manera hemos de empezar:

El encuentro.-

Calurosa tarde bonaerense, 4 horas de la tarde, calle Defensa del barrio San Telmo, la llamada otrora Casa de los Ezeiza, hoy conocida como Galería de la Defensa, planta alta, caminando con mi buen amigo, profesor  y compañero de maestría Jorge Kiriakidis,  dirigimos la atención al caballero del pasillo de la parte alta, frente a la cafetería y restaurant, era él, el propio Don Rigo.

El Personaje.

Rigoberto H. Cardozo, letrado filósofo, hombre sin tiempo.

Caraqueño, nacido en Quinta Crespo, en una casa que fue expropiada para la construcción de lo que luego resultó ser la avenida Baralt.

Todos lo llaman cariñosamente Don Rigo, y todos saben que su nombre es Rigoberto H. Cardozo, eso a pesar que nadie le visto documento de identidad, ni pasaporte, siquiera tarjeta de crédito, siempre paga en efectivo, tampoco se sabe que significa esta “H”, ¿de Heráclito?, ¿de Homero?, ¿de Hugo?, ¿de hijo? No tiene teléfono ni correo electrónico, tampoco Twitter, Facebook o Instagram, quizás, tal vez, por eso, siempre ha estado muy avanzado a todos los de su tiempo, que es de reiterar, es atemporal, pero de avanzada siempre.

No es pobre, pero no tiene mayores bienes, su fortuna es el amor, es un amante atemporal y universal.

Nos contaba que se encontraba en Buenos Aires ya que venía a visitar a un viejo amor de su juventud, una hermosa dama refiere, que aunque era mucho mayor que él, cuando era el muy muchacho, fue uno de sus más grandes amores, yace ella hoy en el famoso cementerio de recometa.

Primeras conversas.-

Desde ese particular encuentro, nos acompaño durante varios días en nuestra visita a Buenos Aires, tratamos infinidad de temas, de filosofía, de política, de economía, de derecho e historia, pero no había tema mas interesante, y desde allí abordaba todos los demás que sobre los asuntos del amor y la pasión, las relaciones, la convivencia, la entrega, la familia, las actividades amatorias, vaya que personaje, vaya que reflexiones, que moralejas, que vida.

Muchas y variadas fueron las coincidencias  en algunos temas, muchas  otras las contradicciones y opiniones divergentes, nos paseamos por los casos de ideologías políticas, sobre los celtas, el Camino de Santiago, que también hizo, de fallos judiciales, de derecho procesal constitucional, de lo que es nuestra maestría, pero si existía algún tema que despertaba más que interés,, tensión, era el de los amores,  en especial  de los múltiples amores, el poliamor,  que si bien  Don Rigo no había escuchado el término, estaba más que claro en su desarrollo y su gran experiencia, desde allá en los años 40, de allí que luego lo llamáramos Don Rigoberto Cardozo… el poliamoroso, nos habló de sus amores y desamores, de las técnicas de galanteo que utilizó y que señala aún le funciona, sus épocas de convivencia en pareja, su matrimonio, aunque en realidad nunca afirma si se casó o sigue casado, si se divorció o enviudó, igual ocurre con su familia, no se sabe si tiene hijos o no, ya que en algunas de sus anécdotas hacia alguna mención que pudiera dar a entender que así fuera y hasta ha hablado como abuelo, seguiremos atentos.



Sabes de Don Rigo?, sus experiencias. Quieres compartir… hazlo.