domingo, 11 de diciembre de 2016

El derecho a disentir de Don Rigo y reunión entre amigos en Casa Valencia.



Era el pasado día viernes 9 de diciembre de 2016, y finalizada la sesión de ese día de las XIX Jornadas Centenarias Internacionales del Colegio de Abogados del estado Carabobo, nos disponíamos a ir a cenar un grupo de ponentes a un maravilloso lugar que se llama “Casa Valencia”.

Inmediatamente en cuanto nos indicaron nuestra mesa, y procedimos a acércanos a ella, al pasar a lado de la barra siento que me toman por el brazo, me doy vuelta y nuevamente, el siempre presente amigo Don Rigo.

Raúl Arrieta,  quien me precedía en la procesión de comensales hacia el altar de sacrificio de lo que luego fue una exquisita paella, al notar que me había rezagado en la marcha volteó para verificar las razones de mi pausa, y ya se imaginarán, pues acontece que Rigo y Raúl, se conocen desde hace mucho tiempo, y es que hasta estudiaron juntos y fueron compañeros de andanzas juveniles, no solo en el Sur, sino que coincidiendo en Inglaterra. Ya podemos imaginar tales andanzas.

Luego del caluroso abrazo, y notando que Don Rigo se encontraba sin ninguna compañía, que es muy distintos a estar solo,  lo convidamos a que compartiera con nosotros.

La noche, como todas las excelentes ocasiones en que se comparte con buenas amigos y buenas conversaciones, pasaba espectacularmente, en especial ante los múltiples cuentos y anécdotas de estos particulares comensales, Raúl y Rigo, que con Roberto y Ramsis, ya son cuatro “R”.

Llegó la paella, bueno con mayor especificidad el arroz a la marinera, es que suele uno a veces equivocadamente llamar paella al género de arroces, en fin.
A todos los comensales, todos y cada uno de nosotros, salvo a Rigo, nos pareció espectacular, es más casi que abiertamente nos dice que es la peor que había comido. Ese comentario, no por que creamos que era mentira, ya que es imposible que para nuestro criterio hubiese sido mala, por el contrario por lo que a mí respecta, hacía tiempo que no comía un arroz así de bueno, hasta repetí en varias ocasiones.

No cesaron las expresiones de extrañeza sobre tal disenso sobre la calidad de la alimentación, incluso en modo de juego sometimos a votación democrática nuestro parecer sobre tal calidad, y fue abrumadora la votación a favor de la buena comida, prácticamente 98% para e SI, y 8% para el no, hubo inicialmente dos intentos fallidos de abstenciones.

Es entonces cuando Rigo, se pone de pie y expone, jocosamente como es de costumbre, que a pesar de esos resultados electorales que le son adversos a su gusto, en modo alguno pueden convertir ese alimento en placenteros para él, y que ejercía su legítimo derecho a disentir.

Ese Derecho a disentir, lo expuso de manera preclara,  señalando que lo hace no obstante el buen diálogo que se llevaba en la mesa, hizo referencias claras y puntuales como ese derecho a disentir era tan natural y propio del ser humano que ya desde la antigua Grecia, sus pobladores lo tenían presente, y que incluso en la Inglaterra de Juan Sin tierra, ya desde 1215, ellos lo tenían también presente, derecho a disentir que incluso según las circunstancias puede devenir en el derecho, y hasta el deber de resistencia.

Acercándose a nuestros tiempos no hizo especial referencia a las importantes obras de Ermanno Vitale como lo son “Defenderse del Poder por una resistencia constitucional” en los que utiliza términos como el de “constitucionalización de la resistencia”, libro que caso no increpa que sin haberlo leído no podríamos conversar con él sobre el tema, pero que consciente como está de la dificulta de comprar libros hoy en día en Venezuela, nos recomendó que leyéramos un extracto de un interesante trabajo denominado “Resistencia como forma de restauración-conservación del orden democrático constitucional”, suministrándonos el siguiente enlace: http://www.trust-cm.net/uploads/docs/sessions/23f68525f332a867506b026e0dea0e32ab47f2d5.pdf

Mientras Rigo exponía, Raúl solo lo observaba y analizaba, todos supimos que estaba tomando mentalmente notas, y cuando Rigo terminó su exposición, Raúl replicó: “me has hecho cambiar toda mi ponencia para mañana”, por tus reflexiones sobre la disidencia y resistencia eso será lo que expondré mañana, mucho apreciaría que asistieras a la actividad, no pudiste escuchar a Roberto ni a Ramsis, que expusieron ayer, pero a mí, a Cecilia, a nuestro amigo visitante de Argentina Juan y a otro muy buen profesional que llega mañana que se llama Miguel, nos podrás oír mañana”, a lo que Rigo respondió: “En Realidad me encantaría acompañarlos mañana pero a esa hora estoy comprometido a subir el Casupo con una bella dama valenciana, pero sepan que si sabré y estaré al tanto de todas las exposiciones, y que estoy más que claro de sus tareas en estos aciagos tiempos, como lo estoy de sus resultados favorables".

Luego de la comida vinieron los postres y el café, los que unánimemente fueron aceptados sin disidencia ni resistencia.

Terminamos, salimos a buscar nuestros vehículos que nos llevarían a unos a descansar, y a otro, a preparar su exposición conforme a estas reflexiones.

Don Rigo se despidió, no aceptó que lo lleváramos, y tomó a pie su camino por la Avenida Bolívar en sentido Nagüanagüa, se nos perdió de vista en la nocturnidad.

Al día siguiente Raúl expuso agradablemente, hizo parecer que era él el que exponía, pero yo, y los que la noche anterior compartimos juntos supimos que era Rigo que declamaba a través de él.

Fotografía tomada de:

http://cloudfotos.noticias24carabobo.com/29casavalencia2_630.jpg

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